La lingüística se considera una disciplina incluso científica, y es la encargada de investigar y determinar el origen, la evolución y la estructura del lenguaje, lo que incluye sus reglas, antiguas, actuales y el cambio de las mismas.
Sí, esa es la explicación científica, la de escuela, la de cátedra, pero la realidad es que en pocas palabras, la lingüística se encarga de conocer el origen de las palabras y como las usamos y proponer nuevas formas de utilizarlas.
Querer establecer reglas rígidas va en contra de la estructura de la lingüística como tal, está es evolutiva y si bien no cambia constantemente, es algo gradual, siempre lo está haciendo.
Es por ello que poco a poco en el imaginario común surgen nuevos conceptos que se van adaptando al entorno social, como “cantinflear”, una frase que se acuño al mítico personaje de Mario Moreno “Cantinflas” se convirtió en un verbo común para describir a aquellos que dicen mucho pero explican poco.
RAE, ¿el árbitro?
Si bien es cierto que el orden es importante, existe mucha discusión al respecto de si la Real Academia de la lengua Española es una institución que se debe tomar como la ley absoluta al momento de hablar y escribir, por lo menos en lo que a la lengua española se refiere.
Hay quienes la defienden a capa y espada, aunque no estén de acuerdo con términos como “amigovio” o la extinción del tilde en la palabra –solo, sólo-, y existen aquellos que la consideran como una mera referencia pero no como un eje rector.
Lo cierto, es que en temas de acentuación y gramática vale la pena tomar sus aportaciones, aunque en mi opinión personal, no al 100%. Así mismo considero que hay otros temas donde no es recomendable seguir lo que dicta la RAE como una regla absoluta.
Porqué lo considero así, por la esencia misma de la lingüística que nos marca la lengua y el lenguaje como un ente cambiante, el cual es evolutivo y no se rige a un juego de rectas y cuadros, sino más bien es un mundo de líneas cruzadas y formas convexas.
A pesar de todo esto, recuerda, que la acentuación es la excepción a la regla en varios casos, y estas directrices son importantes para dar a entender nuestro mensaje de la forma más clara posible, sin embargo, si se te ocurre un nuevo término que define bien alguna situación, úsalo con libertad, quien sabe, el día de mañana podría acabar en las páginas de los diccionarios.
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